domingo, 18 de mayo de 2014

Grecia, un rayo de esperanza

En amplias capas de las clases populares griegas se está volviendo a antiguas prácticas de autoayuda. La sociedad civil está empezando a organizarse al margen del actual sistema económico. En este artículo se muestran algunos ejemplos.
(artículo publicado en Revista Orto, número 173)

“No hay fuerza conductora mayor que la necesidad” (Tales de Mileto)

A raíz de los episodios desarrollados desde el estrangulamiento de la economía griega por la aplicación de las políticas neoliberales promovidas por la Troika (la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional)  y por la corrupción de los anteriores gobiernos helenos, en amplias capas de las clases populares griegas se están consolidando prácticas de autoayuda. El pueblo ha dicho basta y empieza a reorganizarse al margen de este sistema capitalista. Este está dejando de atender necesidades básicas que están siendo suplidas por la sociedad civil al margen de las estructuras estatales.

En la costa oriental del mar Egeo, en la isla de Eubea está funcionando una comunidad autosostenible. El objetivo de esta comunidad es el de consumir exclusivamente aquello que necesiten para cubrir sus necesidades con aquello que ofrece la naturaleza, participando así del ciclo de la tierra. Los excedentes se regalan, esperando que en algún momento, esta ayuda retorne.

En la ciudad de Volos a unos 300 kilómetros al norte de Atenas, se está volviendo al sistema del trueque. Se ha creado una moneda alternativa al euro, llamada TEM (siglas de Unidad Local Alternativa, en griego). Esta moneda, “funciona igual que el trueque, pero con la posibilidad de guardar el valor de tu trabajo e implicar a cientos de personas en el intercambio”, explica Christos Papaioannou, uno de sus precursores.

En esta nueva reorganización de la sociedad, al margen de la actual sociedad capitalista, todo es susceptible de ser intercambiado, desde clases de yoga hasta masajes pasando por aceite y hortalizas.
En Grecia están proliferando grupos de consumo cuyo objetivo es formar una red de intercambios de servicios, en la línea de “Skoros” (La Polilla). Este grupo, situado en el barrio anarquista ateniense de la Exarquia, se organiza en un local en el que se promueve el trueque, no hay dinero, y cada uno coge lo que necesita y deja aquello que ya no utiliza o que desea compartir.

Las paredes de Atenas golpean: “La única salida posible es la revolución”.


A raíz de la crisis, esta sociedad de los desposeídos se está despertando, siendo sus señas de identidad el apoyo mutuo y la solidaridad. Esta economía alternativa se caracteriza, al igual que la sociedad en la que vivieron los desposeídos de la Barcelona del primer tercio del siglo pasado por el trueque, el préstamo, el intercambio de mercancías o de servicios.  Cada uno aporta a los mercadillos de la ciudad aquellos que produce como detergentes o jabones fabricados en casa, naranjas y patatas cultivadas en jardines o tomates cultivados en macetas. Lo que se encuentra en estos mercadillos de Atenas son productos de temporada y de proximidad y esta aproximación a los ciclos de la tierra son los que funcionan como principio de normalidad y no la desmesura que estamos viviendo con los ciclos que nos imponen las grandes cadenas alimenticias y el ritmo de vida que nos impone este sistema capitalista, que no es el nuestro. Aprendamos de Grecia y organicémonos al margen de esta injusta y deshumanizada sociedad capitalista.

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